miércoles, 23 de mayo de 2012


Las cosas más tontas 
nos regalan ingenuas sonrisas. 
Yo confieso que sonrío 
dando la vuelta al papel, 
que la urticaria blanca 
que le queda al folio 
me sugiere un sembrado 
para plantar lo que quiera, 
y andar de puntillas, 
que mis pies me recuerdan a 
Coco,  un gato peleón 
que era un hábil estratega. 
Estar sentada en el metro 
frente a una muchacha bella 
de cabello rojo y piel blanca, 
me hace recordar 
Rebelión en la granja
-oh! linda cuina!- 
y pienso: 
‘Mira una que ha evolucionado, 
y desertó del predio 
sin causar más bajas’. 
Las cosas más tontas 
nos regalan sonrisas bobas, 
como esas que se te escapan 
aunque te estén hablando 
del Ibex y de “futuros”. 
La vida se vuelve entretenida 
con esas risas tontorronas, 
aunque haga que los demás piensen 
-en más de una ocasión- 
que eres 
una auténtica gilipuertas. 





Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. Me apunto a las gilipuertas que ríen, Nená.
    Imprescindibles nos son esas cosas tontorronas, qué sería de nosotr@s.

    Esa pintada que hay junto a la gochita del metro me recordó a la pintada de ese excelente pensador que es Neorrabioso:

    http://estar-al-acecho.blogspot.com.es/2010/10/neorrabioso.html

    Un saludo, Nená.

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