¡Venga esa catarsis con vino!
Que se lleve los demonios,
los muertos,
los sacrificados;
esa lágrima enquistada
que parece gozar
en el canto del ojo:
Caigo, no caigo,
me derramo esta noche,
tal vez mañana.
¡Venga esa botella!
Que no hay nada más purificador
que el néctar de la uva,
una reflexión a medias,
entintada, con esa luz de carburo
que se posa en tu frente.
¿Quién es el visionario
que luego no olvida?
Es la catarsis perfecta
que deja satisfecho al paladar.
Nená
http://www.casaquemada.es/espanol/html/vino%20anea.html
ResponderEliminarRico, rico, rico.
ResponderEliminarNení