La
vida no es
un
puñado de letras,
ni
siquiera un recuento
de
amaneceres,
tampoco
un ‘yo luché
por
tantas causas’,
o 'dejé mi nombre en algunos
libros',
ni 'mi apellidos en varios hijos'.
La
vida es prepararse
para que cuando tengas que irte
puedas
sin ninguna duda
sonreír
y decir:
Qué
feliz he sido,
y
qué bien me lo he pasado.
Ha
sido maravilloso y
he
disfrutado cada minuto
como
si fuera el último.
Pero
si prefieres vivir pensando
que
la vida es para dejar una impronta,
para
trascender,
para
dejar un sello,
para
que no te olviden,
para
ser compromiso y causa, piensa,
qué
mayor enseñanza puedes dejar
que
la de ser un tipo normal
-que
ya es anormal de suyo-,
que
quiso ser feliz y murió sonriendo.
Nená
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