Abre
las ventanas,
rompe
los marcos,
así
no podrán volver
a
cerrarse, y mira.
Mira
como entra el frío
a
bocanadas blancas,
pidiendo
asilo en el espacio
que
deja el contorno de tu silueta.
Tú
eres esa naturaleza,
pero
eres llama en tu intimidad farragosa,
y
hay batallas internas
que
van echando carbón a tu caldera.
Tantos
años pidiendo
‘¡enfríame, no me dejes que arda,
duele, duele tanto!’,
que
al final eres la ceniza cálida
y
el gélido viento te lleva.
Al
fin y al cabo,
sois la misma naturaleza.
Nená
Aún sin romper los marcos, siempre fue para mí una premisa la de tener la ventana abierta, de par en par. Que entre luz y vida.
ResponderEliminarEs una buena actitud, no cerrarse a lo que siempre está por llegar. Porque todo está llegando cada segundo de nuestra vida, hasta en la noche, cuando tropezamos con la mesilla antes de darle al interruptor. Lo bueno, es que la vida se nos cuela de mil maneras y hay que estar atenta a todos sus caminos.
ResponderEliminarNená