martes, 3 de abril de 2012


Cuando pierdes 
una diminuta estrella 
te das cuenta 
de la luz que has tenido, 
pero la estrella se va. 
No llores nunca 
y piensa el tiempo 
que estuviste con ella, 
fue más de lo que otro  estuvo, 
y siéntete dichoso 
por todo lo que te dejó 
y aún te queda. 
No hay estrellas perfectas, 
hay hombres inseguros, 
temerosos de que la luz les eclipse, 
nunca esas uniones fueran buenas 
por mucho interés que se ponga, 
y por mucho dolor que se deje 
en el camino,  y sumisión,  y dejación, 
y lo que tú digas mi amor, 
y lo primero tú,  y fingir que eres idiota. 
No funciona perder 
el sentido de las proporciones, 
porque tarde o temprano, 
-siempre es tarde-, 
se vuelcan los botes 
y el peso se invierte, 
y arrastra la carga hasta el fondo, 
hasta desaparecer. 





Nená

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