Cuando pierdes
una diminuta estrella
te das cuenta
de la luz que has tenido,
pero la estrella se va.
No llores nunca
y piensa el tiempo
que estuviste con ella,
fue más de lo que otro estuvo,
y siéntete dichoso
por todo lo que te dejó
y aún te queda.
No hay estrellas perfectas,
hay hombres inseguros,
temerosos de que la luz les eclipse,
nunca esas uniones fueran buenas
por mucho interés que se ponga,
y por mucho dolor que se deje
en el camino, y sumisión, y dejación,
y lo que tú digas mi amor,
y lo primero tú, y fingir que eres idiota.
No funciona perder
el sentido de las proporciones,
porque tarde o temprano,
-siempre es tarde-,
se vuelcan los botes
y el peso se invierte,
y arrastra la carga hasta el fondo,
hasta desaparecer.
Nená
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