Es un Re Do Fa Mi Sol
con las letras,
en un descuido simplón
y sin pentagrama,
colocarlas, para ahorcarlas
luego
en un recreo de palabras
impracticable.
Como hacer macarrones
con alubias pintas
y llamarse cocinero,
jugar a las casitas
siendo un gato callejero,
construir deshaciendo.
Hay poemas tan absurdos
como calcetines para cuellos.
Los leo y me pregunto:
‘Quizá es sólo un juego,
pero ¿querrán decirnos algo?’
Nená
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