sábado, 7 de abril de 2012

Pido la vez para no hablar 
de revoluciones, 
para plantearnos las evoluciones 
bien hechas. 


Pido la vez para decir que unas 
botas en la mesa y cuatro charlas
vocingleras, 
no ayudan a mejorar la especie. 
Ni a despertar conciencias 
quemar mobiliario urbano, 
sino animadversión y violencia 
para cambiar hacia ¿qué cosa? 
Pido la vez para decir 
que el trasnochado abrazo, 
con verdadero interés, 
puede provocar más sorpresa 
y tal vez movilizar más conciencias 
para llevar a cabo un gran cambio. 
Que no somos nada sin el otro, 
sin sembrar un poco de esperanza, 
de intercambio,  de ayuda,  de afecto. 
Pido la vez,  por todos esos que callan, 
y se tragan las rabietas y la ira de otros, 
y no quieren que el mundo reviente, 
ni que guillotinen a nadie. 
Ellos están comprometidos,  y 
sólo piden poder besar a sus hijos, 
ser buenos vecinos, 
sonreír a sus semejantes,  y 
en el fondo gritan en voz baja: 

¡Dejadnos en paz, 
no es mayor compromiso el vuestro! 






Nená

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