Lo
bueno de los años
-que
tener tiene mucho-,
es
que pronto y sin echar pulsos,
ves a las personas
en
sus dimensiones exactas,
con
ternura, sin agrios lenguajes,
sin
asperezas, con la tibieza
del
que comprende y en cierto modo
esperaba.
Abres
las puertas y concibes un puente
para
que salgan despacio
y
sin grandes dramas,
o
entren despacio y
sin grandes aspavientos.
-Salvo
aquellos claro, que siempre
estarán
dentro-
Los
grandes y los chicos
van
pasando por tu vida
dejándote
una flor, un pétalo,
una
sonrisa, o en su defecto
lo
poco que llevaban,
una
cagarruta de oveja,
que
no tiene menos mérito.
Yo
me doy por bendecida
por
cada uno de ellos,
por
todo lo que he aprendido, y
todo
lo que me he llevado,
el
ser humano es una caja de
imperfecciones
absolutamente
deliciosa.
Nená
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