domingo, 22 de abril de 2012


Yo es que me pongo trenzas 
para no meter el pelo en el café, 
por eso te cuento secretos, 
de los que nunca han sido secretos. 

Como que hay mucho iluminado por  ahí, 
de esos que mueven las manos 
como gaviotas alzando el vuelo. 

Se sienten sublimes,  sencillamente 
en lo más alto de la sensibilidad escrita, 
por eso callan, 
no vayan a ser sorprendidos, 
en la medianía exacta de su alzada, 
que hasta ellos a veces dudan. 

La sensibilidad no se exhibe 
como un vestido de moda, 
o una moda vestida, 
es como la elegancia que lleva 
el que lo es hasta desnudo. 
Y por más que manotees 
o te hagas trajes a medida, 
se tiene o no se tiene; 

se perfila,  eso sí, 
pero tarde o temprano, 
enseña la oreja lo ordinario 
que llevas dentro, 
y fuerza al delicado 
que fingías. 

Eso es lo que sucede. 






Nená

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