Yo
es que me pongo trenzas 
para
no meter el pelo en el café, 
por
eso te cuento secretos, 
de
los que nunca han sido secretos. 
Como
que hay mucho iluminado por  ahí, 
de
esos que mueven las manos 
como
gaviotas alzando el vuelo. 
Se
sienten sublimes,  sencillamente 
en
lo más alto de la sensibilidad escrita, 
por
eso callan, 
no
vayan a ser sorprendidos, 
en
la medianía exacta de su alzada, 
que
hasta ellos a veces dudan. 
La
sensibilidad no se exhibe 
como
un vestido de moda, 
o
una moda vestida, 
es
como la elegancia que lleva 
el
que lo es hasta desnudo. 
Y
por más que manotees 
o
te hagas trajes a medida, 
se
tiene o no se tiene; 
se
perfila,  eso sí, 
pero
tarde o temprano, 
enseña
la oreja lo ordinario 
que
llevas dentro, 
y
fuerza al delicado 
que
fingías. 
Eso
es lo que sucede. 
Nená

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