Cuando no duermes
una luz secreta te va dictando
las palabras como un duendecillo
burlón y molesto.
‘Ya que estás despierta, escribe,
no vas a regar las plantas ¿O acaso
quieres ahogarlas?’
No estás en condiciones de discutir,
mucho menos con volátiles
duendes que habiten en tu cabeza,
y se crea un vínculo secreto
entre tus manos
y un vacío temporal de la mente,
que está, sin saber muy bien dónde.
En este estado de confusión
te sientes la legaña del mundo,
la muñeca viva con remiendos de trapo,
el es que no es,
alguien entre dos mundos.
Así dicho no es mal sitio para escribir,
por las posibilidades que alcanza,
y ver puedes ver miles,
pero tus manos de trapo
no saben contarlas.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame