sábado, 7 de abril de 2012

-Aristóteles los llamó elementos-


Empédocles tuvo una visión, 
no ya que la luz de la luna era un reflejo 
–que ya lo contempló el  sabio-, 
sino que el hombre en su sangre 
tenía cuatro raíces. 



De Tales tomó el agua, 
de Heráclito el fuego, 
de Anaxímenes el aire,  y 
de Jenófanes la tierra. 
Estas raíces internas 
reconocían las externas 
y si por Amor se unían, 
por Odio se separaban. 
Si la salud es la armonía 
de esas cuatro raíces,
no nos alejemos de ellas, 
no perdamos el norte 
de nuestra propia naturaleza. 

-¡Anda que tener que recurrir 
a más de cuatro siglos antes de Cristo!- 







Nená

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