'Hablemos de rocas',
le dijo el alga roja a la arena,
'el mar proceloso
me asusta, y uno se pierde
en profundidades'.
La arena comprendió.
'No todas las algas entienden
el mar en sus colores,
ni le viven de la misma manera,
ni le gozan con la misma luz;
están los corales, los líquenes,
los lirios acuáticos, los fucus,
las eklonias gigantes,
todas ellas, sienten el mar como saben,
como los que habitan las barcas
y los botes eso que llaman amor'.
'Mejor hablemos de la roca,
mi cálida arena',
y la arena asintió.
Nená
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