Seamos
sinceros,
sería
insufrible soportar a un ser
perfecto.
Perfectos
sus gestos,
perfecta
su mente,
ordenada
su vida hasta el extremo.
¿Cómo
hablarle desde nuestra
condición
a medias?
Medio
cocida, vuelta y vuelta,
defectuosa, a capricho,
sentenciada, arbitraria,
depresiva
o inconstante.
Un
derroche de encuentros
y
desencuentros
para
acercarnos a un ser cuya pega
es
no parecerse a los demás.
Y
me pregunto:
¿Si
es cierto que el hombre
es
un animal social por naturaleza,
podría
un ser perfecto
en
esa incomunicación
sentir
soledad?
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame