de tanto negarla.
¿Quién va a cuidarte pescadito
si yo no estoy viva?
Tu pecera se hace pequeña
y tu creces deprisa,
y me escuece el poco espacio
que te queda.
Yo quería un mar para traerte,
pero no me vendían,
recorrí muchos sitios
para poder comprarlo,
pero no hubo manera.
Sé que puedo llevarte hasta el océano
y dejarte allí,
como se abandona a un huérfano,
pero moriríamos los dos
en cuanto entrases en la orilla.
¿Qué vamos a hacer, dime?
¿Qué vamos a hacer?
Nená
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