Sopla
suavemente
y
deja que el sonido tintinee
el
plácido ademán de los cilindros,
hazme bien.
Deja
que confíe el ritmo de mi sangre
al
pulso de tu pulso,
que
vibre casi sin vibrar siquiera,
que
cierre los ojos y dormite,
dame
bien.
Rózame
como apenas pasas
la
mano por el silbido
que
en música conviertes,
notas
de calma que sedan,
hazme bien.
Sabré
devolverte
por
cada nota una gota de elixir
de
magia, broches de suspiros;
podrás
regalar besos con alma
a
las más bellas,
escribir
desde el corazón
aunque
no lo tengas,
y
avivar la conciencia perdida.
Nená
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