domingo, 22 de abril de 2012


Estaban ahí, 
en alguna parte. 
Todas las razas reunidas 
riéndose de nosotros. 
Bajo el mismo cielo y arrinconando 
vanidades,  nunca un codo con codo, 
nunca un beso con beso, 
sin ayudarnos, 
sin tendernos la mano, 
sin sernos. 
Y ellos allí arriba mirándonos, 
en ese paraíso único, 
pensando lo torpes que somos, 
cuero y hueso,  baba bajo carmín, 
necios. 



Siempre hay que morir para poner una señal. 
¿Cuántas veces lo habremos dicho? 
Bajo este magnífico cielo, 
bajo este suelo con un futuro dudoso, 
no más pancartas,  no más palabras, 
no más gritos. 
Tu vecino,  el del coche de al lado, 
el panadero,  volvamos al trueque, 
o al porque sí. 
¿Tú qué necesitas? 
Yo eso lo tengo. 





Nená

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