No
me prometas
porque
‘siempre’ es una palabra
a
pié de página,
somos
para dejar de ser
en
cualquier momento.
Quién
sabe, si el viento
cambiará
de dirección,
de
temperatura, de nombre.
Las
promesas, como los versos,
son
bellas intenciones,
mechas
para polvorines,
que
a veces prenden
y
revientan muros
o
lavan corazones,
y
nos hacen más humanos.
pero
no podemos convertirlas
en
simples candados,
porque
la humanidad
no
quiere saber de eso,
está
en oposición a su naturaleza.
Por
eso no me prometas nada,
sólo
quiéreme.
Nená
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