lunes, 16 de abril de 2012




Cuando me veas torpe 
con la azada entre las manos, 
entusiasta, cavando la tierra, 
para que tus semillas crezcan 
en el nido oportuno 
que las haga crecer 
en la maravilla, 
verás cómo sonrío. 





Qué sencillo es el mundo, 
cuando todo se resume 
en el aprendizaje 
de dos manos inocentes, 
que sólo saben 
tres cosas. 

Dame vino, 
y la paz llegará a las mejillas 
como la bondad llega al niño 
que quiere reír sin las piernas, 
después de volar por los aires 
con una mina antipersona. 

Todo es menos complicado, 
y tú me lo enseñas, 
con tu prudencia, 
sin palabras, 
una sonrisa, 
un parpadeo de pestañas 
y todo está dicho: 
No pasa nada. 
Sigue,  sigue. 






Nená

2 comentarios:

  1. ¡Qué casualidad!

    Esa herramienta me va a acompañar en el huerto estos días venideros donde voy a preparar el huerto para los tomates.

    Besucos.

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