Cuando me veas torpe
con la azada entre las manos,
entusiasta, cavando la tierra,
para que tus semillas crezcan
en el nido oportuno
que las haga crecer
en la maravilla,
verás cómo sonrío.
Qué sencillo es el mundo,
cuando todo se resume
en el aprendizaje
de dos manos inocentes,
que sólo saben
tres cosas.
Dame vino,
y la paz llegará a las mejillas
como la bondad llega al niño
que quiere reír sin las piernas,
después de volar por los aires
con una mina antipersona.
Todo es menos complicado,
y tú me lo enseñas,
con tu prudencia,
sin palabras,
una sonrisa,
un parpadeo de pestañas
y todo está dicho:
No pasa nada.
Sigue, sigue.
Nená
¡Qué casualidad!
ResponderEliminarEsa herramienta me va a acompañar en el huerto estos días venideros donde voy a preparar el huerto para los tomates.
Besucos.
¡Vaya! Jajaja
ResponderEliminarBesucos,
Není