Debajo
de la hierba
vive
el milagro,
ausente
de nuestros pies descalzos,
de
la sonrisa de ella,
de
las rayas de su descolorida
toalla
y de su sombrero.
Debajo
del avellano
vive
el milagro,
sin
conocer tu nombre ni el mío,
y
tú trepas a sus alargadas quimas,
y
yo me chivo a mamá riendo.
Debajo
del ciruelo
vive
el milagro,
donde
las hojas se nos caen en el pelo
y
nunca miramos al suelo,
reímos, reímos hasta caernos
o
hasta que llega el trueno.
Debajo
del maizal
vive
el milagro,
y
yo me escondo entre el maíz
apartando
las panojas con cuidado,
tú
nunca me encuentras,
yo
nunca te encuentro,
y
la tierra batida
nos
guarda el secreto.
Nená
No se tú, bueno, sí se tú, pero yo estoy alistado a la tierra.
ResponderEliminarBesucos.
Eso es verdad, pero tu compromiso con la tierra es mayor y te envidio, porque para ello tienes muchas más destrezas, y la conoces mucho mejor.
ResponderEliminarBesucos,
Není