martes, 3 de abril de 2012


¿Por qué voy a contarte a ti 
cómo huele mi pecho en la amanecida, 
ni cuántos lunares tengo, 
ni cómo quiebro la espalda 
por un roce? 
¿Por qué decirte si es dulce 
de membrillo mi piel, 
cuando a los labios llega, 
o si sabe a limón mi lengua, 
o  si me ensortijo como una culebra 
y si soy capaz de alcanzar tus pies 
sin que te des cuenta? 




¿Por qué voy a contarte nada 
de estas caderas,  o de mis cuevas 
prohibidas,  de la calidez exacta 
que invita a vadearlas? 
Todo lo que oculto es mío 
y como mío sé bien el valor que tiene. 
Nada que pueda medir una regla. 






Nená

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