Devuelve
la lechuza
un
canto huero
en
una ciudad sorda,
nadie
oirá su sonido
ni
el aviso de su sombra.
Autos
como vagones
que
remolcan vidas,
voces
en habitáculos
en
clausura.
Incomprensible
allí
el
aroma del romero
y
la albahaca crecida,
o
el aliento húmedo de
las
noches sin luna,
a
solas,
en
medio de ninguna parte
que resulte familiar.
Nená
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