viernes, 13 de abril de 2012




Calma mi sed 
cuando la encuentres, 
que es tan ingente, 
-o ya no sé si tan exigua- 
que no sé reconocer 
el jardín donde nace. 






Calma mi ceguera  
que no sé si es reversible 
-o acaso alguna vez tuve vista-, 
pero es tan dolorosa 
que agrieta mis párpados 
con tanta inútil lágrima. 

Aviva este pulso, 
que  escapó 
una tarde de septiembre, 
sin decirme adónde, 
ni con qué objeto.

Abriga este frío 
que consume mi esperanza 
como quima en el fuego. 

No me dejes sola, 
por una vez 
adopta a este ser humano 
-si es que sigo siendo un 
ser humano,  como tú,  como otro-. 






Nená

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame