No
voy a ocupar
el
lugar de nadie,
porque
el mío
en su estrecha desarmonía,
está
tan bien delimitado,
que
no puede encajar
en
el hueco de otra pieza,
ni
siquiera aparcarse
como
un coche,
en
la plaza que hubiese
o
no libre.
Mis
esquinas y mis oquedades,
ya
curiosas en su anomalía
no
buscan un lugar
que
les dé cobijo,
ni
pan para una jornada,
ni
alacena para toda la vida.
Yo
llego tarde a eso del pitido
del
último expreso,
que
decían los ancianos.
Se
fue mi fe,
en
andamios,
que
construí yo sola,
y
eso me hace asequible
como
ser humano,
pero
no tanto como mujer.
Nená
A tu cuerpo aún le queda piel extensible y muchas hojas. Los hay, en cuanto a personas, que son de hoja caduca y de hoja perenne. Siempre las hojas se renuevan.
ResponderEliminar¡Uy, qué consejero me he vuelto!
Gracias amiguco, tú siempre tan amable y tan optimista -debe de ser que eres de hoja perenne, no cabe duda-
ResponderEliminarMuases,
Není