Ya
puestos a explorar querencias
indago
por tu aire vecino
no
por tu presencia,
no
vayas a pensar que cuando
golpeo
tu puerta con mis débiles
nudillos, llamo al espacio que ocupas.
Esa
opacidad es tuya o de tus ligados
litorales, que ya luchan ellos por tenerte
en
el recorrido que proyectas.
No, no, yo no quiero tu movimiento
ni
tu lastre, eso es cosa
del
primero que te halló y al primero
que
dijiste acepto, o del segundo,
o
tercero, o cuarto.
Yo
ausculto tu aliento cuando estoy vencida
como
si éste tuviera imanes
para
este pulmón lesionado,
aire
galeno que podrá sanarme
con
un par de versos.
Y
me gusta esa distancia perfecta
que
nos mantiene in- comunicados.
Es
otra forma de querencia.
Nená de la Torriente