Escribe
en un papel
lo
que te asusta,
tus
miedos, tus torpezas,
los
errores con los que tropiezas
sin
querer queriendo cariñosamente,
como
el cachorro que lame eso
que
no huele tan bien pero está caliente.
Sí, tú haces todas esas cosas,
eres
un ser humano,
nadie
dijo que fueras divino
ni
que poseyeras alas detrás
de
la espalda.
No
quieres volar ni hacer piruetas con un farol
en
la noche, ni ser una bella luciérnaga
en
las tardes de junio.
No
dejes hacer,
recupera
tu voluntad.
Escribe
esas cosas y cámbialas,
no
‘intentes’, hazlo, así de sencillo,
no
hay condicionantes suficientes para no hacerlo.
No
se trata de una revolución personal,
sino
de una evolución sin días, sin voces,
como
una serpiente que se cuela en tu vida
y
lo transforma todo.
Nená de la Torriente