Me
asusta el sonido de cascabeles
detrás
de mí,
es
un sonido insistente,
un
avisador de viejas nuevas.
Imagino
el trote de los renos
en
su galope hacia las chimeneas.
La
mente en su mapa extraño,
hace
composiciones singulares.
Los
imaginados renos con sus largos hocicos,
engalanados, con tiras de terciopelo
y
estrellas escapándose a su paso,
no
pueden traer nada malo,
y
yo me encojo con campanillas y cascabeles
como
quien teme la venida de algo torvo.
No
tiene sentido.
Siempre
me han gustado más los graves,
quizá sólo sea cuestión de sonoridad.
Nená de la Torriente