martes, 4 de diciembre de 2012


Cada dos segundos nace una nueva luz 
dentro de otra luz, 
una nueva voz dentro de otra voz, 
un giro dentro de otro giro. 
El infinito se regenera. 




Así es mi querencia por todas las armonías 
que existen,  por todo lo que veo limpio 
y sano, 
por todas aquellas cosas que no se imponen, 
que llegan buscando cobijo 
sin capricho,  con la palma abierta. 
El cielo despejado en su infinitud de azul claro, 
debe contener ese grado, 
como ese fondo del océano tan desconocido 
o las miles de galaxias. 
El ser humano 
es un arrebato de todo eso. 



Nená de la Torriente