jueves, 20 de diciembre de 2012

-El principio pudo ser así-


En el origen estabas tú. 
Tú vestido de grana, 
te hiciste llamar Alfa, 
y todos en estado 
de mente ausente 
nos reímos de ti. 
Desarrollaste tu condición 
y fuiste creciendo en millones 
de micro mundos, 
esparciendo tu semilla 
por galaxias llenas de pequeños 
trozos de ti. 
Tu alfa estaba dando sus primeros frutos. 
Nuestras mentes ausentes 
seguimos pensando en tu infinita vanidad, 
tú, sólo tú querías ser el creador de tanto. 
Para que te amáramos nos diste una mente presente, 
y algunos te amamos,  otros se resistieron a creer en ti. 
Buscaste un Omega, cuando te diste cuenta de 
que las cosas que creabas se reproducían solas, 
podían ser auto suficientes,  y herirse hasta lo indecible. 
Nada las detendría, salvo el auto dolor que se 
infringían,  y eso era muy doloroso para ti. 
Querías que Omega actuara,  pero les habías 
prometido a tus criaturas libertad, 
libertad para hacer o deshacer,  para cambiar 
las cosas,  decidir su camino… 
Pero era tan doloroso ver su duelo 
que sólo confiabas en la parte perfecta de su imperfección: 

Su corazón.




Nená de la Torriente