Los versos no
tienen edad,
ni país, ni sexo,
no entienden de
autoridad,
ni de aplausos, ni
d’argent.
Desconocen editori,
promocionen,
interests and markets.
Para ellos los rrugët son
trazos de tinta,
y su izugarria versatilidad
depende de su
libre disposición
a crear por encima
o por debajo
de las líneas.
Porque el vedení en realidad
no existe,
ni los obstáculos,
ni un lenguaje
propio y cerrado,
que dicte el
poema.
Por eso amo los
versos.
Puedo subirme
encima
como si montase
caballos salvajes
y sentirme libre, lunática,
en un mundo que
olvida
que sin locos no
hay cuerdos.
Nená de la Torriente