Piensa
uno
que
estos ministros
son
menestros,
propios
de un panaché
o
una menestra de verduras.
Así
propiamente revuelta,
colorida
y digerida,
y
del mismo modo descomida.
Porque
si no son una verdura,
el
desconcierto que proporcionan
sus
decisiones al comensal
que
está en la mesa, no se justifica.
¿Quién
puede -con juicio-
decidir, teniendo jueces que dicen
que
ellos sólo pueden viajar en primera,
no
reformar aún más esa judicatura,
y
sí recortar en sanidad que es
una
inexcusable necesidad?
Lo
dicho, hortalizas.
-Si me llevan detenida a la cocina,
por favor, ¡llevadme proteínas!-
Nená de la Torriente