-Por
el mar no corren las liebres
ni
por el monte las sardinas-
Yo no soy una poeta social
es
más no soy de las que cree
que
todo poeta debe serlo por cláusula.
Pienso
como Aristóteles,
que
el poeta no es el que hace versos,
es
el que fabula.
Soy poeta intimista,
que
busca en su cajón interior
las miserias, las pequeñas risas,
que
son historias como las de todos.
Conste
que no digo poetisa porque me da la risa.
Lo
cierto es que estamos en un país infausto
colmado de personas que sufren
en
una existencia de lágrima,
donde
todos deberíamos arrimar el hueso,
y
eso no implica decir sí a todo lo que nos digan.
A
mí la política me bosteza,
no
me hace bostezar, directamente me bosteza,
pero
la injusticia me exalta,
y
hace muchos años que me irrita.
Sobrevivo
con dosis de ternura,
otros
con dosis de rabia.
Es
el compromiso de poetas que ven lo que pasa
y
lo que pasa no les gusta.
Protestan
con lo que poseen:
Palabras.
A
veces tan sólo letras,
cosidas sin desmayo
a
otras muchas letras.
Nená de la Torriente