viernes, 14 de diciembre de 2012

-Por el mar no corren las liebres
ni por el monte las sardinas-




Yo no soy una poeta social       
es más no soy de las que cree 
que todo poeta debe serlo por cláusula. 
Pienso como Aristóteles, 
que el poeta no es el que hace versos, 
es el que fabula. 
Soy poeta intimista, 
que busca en su cajón interior 
las miserias,  las pequeñas risas, 
que son historias como las de todos. 
Conste que no digo poetisa porque me da la risa.
Lo cierto es que estamos en un país infausto 
colmado de personas que sufren 
en una existencia de lágrima, 
donde todos deberíamos arrimar el hueso, 
y eso no implica decir sí a todo lo que nos digan. 
A mí la política me bosteza, 
no me hace bostezar,  directamente me bosteza, 
pero la injusticia me exalta, 
y hace muchos años que me irrita. 
Sobrevivo con dosis de ternura, 
otros con dosis de rabia. 
Es el compromiso de poetas que ven lo que pasa 
y lo que pasa no les gusta. 
Protestan con lo que poseen: 
Palabras. 
A veces tan sólo letras, 
cosidas sin desmayo 
a otras muchas letras. 



Nená de la Torriente