En
el recuento de estrellas
al
menos
hay
una para cada uno,
como
en el recuento de tallos
de
hierba,
de
granos de arena,
de
conchas de mar,
de
pétalos de flores,
de
besos,
de
abrazos sinceros,
de
palabras omitidas,
de
sueños.
Siempre
hemos sido ricos
a
pesar de los desconsuelos,
de
las tribulaciones,
del
mal humor,
del
peor enojo.
Hemos
tenido, sin saberlo
muchas veces,
pequeños
alientos de otro
detrás
de la nuca.
Esa
es nuestra lotería.
No
estamos solos,
aunque
desconozcamos
a
muchos de aquellos a quienes
importamos,
pero créeme
que
están ahí,
de
una manera o de otra.
Nená de la Torriente