viernes, 28 de diciembre de 2012


Si quieres subráyame, 
no me taches, 
inocentes todos,  cada día, 
con la puesta del sol 
cubriéndonos con la mano. 
El día nos sorprende 
como a niños,  porque 
nunca dejamos de serlo. 

Yo sonrío, 
tú sonríes, 
él sonríe 

y ninguno preguntamos 
porqué lo hacemos. 

Mañana no ha llegado todavía, 
cuando llegué,  quizá hablemos. 




Nená de la Torriente