Puedes
llegar a mí
¿pero
cómo admitir que puedes sin esa
mirada
furtiva del otro lado de la cara
de
la luna?
Yo
voy a estar aquí
y
los ojos de la luna siempre me
parecieron
ciegos,
no
te apures, que sé que estás sin enseñar
tus
manos, por esa mirada censurable
del
otro lado de la luna.
Y
a mí no me importa,
te
pongas donde te pongas
sé
que estás aquí,
no
sientas turbación, yo te veo.
A
otros les dejé de ver hace mucho tiempo,
quizá
sean los propios ojos ciegos
del
otro lado de la luna.
No
me importuna,
les
dejo en paz
con
la misma paz que a mí me han dejado.
Nená de la Torriente