Te
regalo mi mayor debilidad
en
un trago de lata de cerveza.
No
lo adviertes.
¿Cómo
hacerlo?
A
ti te obsequio con todo lo más limpio
en
una esquina de mis ojos.
No
lo adviertes.
¿Cómo
hacerlo?
A
él mi más profundo pesar,
porque
sé que no lo sentirá como yo lo siento,
cada
vez que le miro de frente.
No
lo advierte.
¿Cómo
hacerlo?
A
ella mi más auténtica y sórdida soledad
en
uno, dos, tres abrazos de una loca
desconocida,
enamorada
de sus versos.
No
lo advierte.
¿Cómo
hacerlo?
Al
señor del autobús mi deseo
para
mañana, con una tímida sonrisa,
pero
no lo advierte.
¿Cómo
hacerlo?
Nená de la Torriente