miércoles, 5 de diciembre de 2012


De nuevo el mar 
anegándolo todo. 
Una goma azul gigante 
que borra lo que escribe el lápiz. 
No va a ser siempre así, 
o tal vez sí con cada rincón 
al que vuelva, 
porque no es el lugar,  es uno.
Me fascinan los ojos, 
los ojos hablan más que las palabras, 
te cuentan historias sin darse cuenta 
porque no tienen puertas ni celosías; 
pero hay que leerlos despacio, 
muy despacio,  si no te precipitas. 
El mar tiene ojos,  miles de ojos 
por cada hora del día, 
por eso a veces lloro con ellos, 
les acompaño en su duelo. 
Otras veces río,  que les veo pizpiretos, 
como enormes nenúfares de otras aguas. 
‘Eso es por toda la vida que hay en el océano’
me dice mi compañera de asiento en el vuelo 
mientras me toma la mano. 
Todavía hay personas como yo 
 –pienso y sonrío- 

Me siento menos sola. 



Nená de la Torriente