Es
verdad que en
el
tecleo de palabras
-nunca
rutinario-
busco
lo amable con el mismo
ahínco
que la libertad.
Si
puedo elegir, y eso busco,
poder
hacerlo, que en definitiva
es
ser libre
de
algún modo, no voy a escoger
la
cara B de mí misma.
No deseo ver la cara B de nadie.
Si este mundo tan deslumbrante,
con
esos árboles y sus estaciones,
sus
ríos y su fluir incesante,
sus
torrentes y su rabiosa precipitación
intermitente, no lo gozamos ahora
y sacamos el cuchillo de untar mantequilla
como
quien esgrime un hacha de guerra,
tarde
o temprano
nos
preguntaremos
¿por
qué hemos perdido tanto tiempo?
Sí, puedo elegir y quiero ser amable.
No
estorbar y que nadie pierda su momento,
unir
en lo posible y poder contemplar
las
maravillas que aún nos quedan.
Pero
siempre habrá otro
que querrá interpretar esto
con
su porción de taza y media de rabia,
y yo no podré evitarlo.
Nená de la Torriente