sábado, 8 de diciembre de 2012


Cuando regresa el mar 
arrastrando la arena, 
y desandas lo que la marea 
ha mordido como suyo, 
ves en tus huella lo exiguo 
de los momentos,  su eventualidad. 

¡Póngame un rato de amor cada mañana 
para llevarme rozagante, 
y un instante de memoria para cada pausa! 

Todo acontece sin empujones, 
ocurre sin más,  no puedes salir a retenerlo, 
ni puedes negarlo, 
ni sustituirlo, 
ni engañarlo. 
No puedes colocarte una margarita en el ojal 
cuando amas a las amapolas, 
porque terminarás llorando amapolas 
en lugar de lágrimas. 



Nená de la Torriente