Desde
un átomo fugitivo,
que
varió las coordenadas y
confundió
a la molécula que
transformó
a la sustacia, que
modificó
a la materia, que
alteró
al individuo, que
compartió
mi gesto.
Nada
va a ser lo mismo
porque
antes era todo más hermoso.
Creer
es el regalo del inocente,
del
intocable,
porque
lo intangible y la fe
van
de la mano
y
nadie tiene armas contra eso.
Pero
cuando al final del día ves
el
gesto, ese gesto de aquel que era
precisamente el inocente
y no te ha intuido,
te
das cuenta que has regresado
de nuevo al principio.
Toda tu fe no ha servido para nada.
Nená de la Torriente