Tierna,
tienta,
tormentosa
tiembla.
la
tierra es tu espejo.
La
he sentido tantas veces
ver
como se acoge a tus síntomas,
que
te he creído reina
o
diosa de alguna extraña manera.
Existen
seres de tierra
como
seres de agua,
y
algunos pocos
–que yo haya conocido-
de
aire y de fuego.
Tú
eres tan de tierra, tan de raíz y
escudilla
de arena,
que
se me alborota el pelo de polvo
cuando
estoy contigo.
Y
hacemos vasijas,
y
cántaros,
y
jarrones,
con
tu greda y
con
la lágrima de mi celaje.
Nená de la Torriente