-El Mu (n) do-
El
mundo se cierra con una cremallera.
Concluye
cada vez que cerramos
los
ojos, para derramarse nuevo
cuando
los abrimos al rato,
mañana, momento siguiente.
No
tengo miedo si me ponen un número,
un
día, un mes, una determinada
alineación
de estrellas,
porque
el mundo se acaba cada vez que cierro
los
ojos.
Unos
lo recuerdan vagamente entre sueños
como
una fantasía formalista,
donde
la imagen prima sobre el contenido.
Otro
no lo recuerdan, sólo lo dormitan,
y
los más codiciosos, nunca cierran los ojos
para
que no se acabe
-hasta
caer rendidos-
Puede
que acabemos nosotros al cerrar los ojos
y
seamos sombras
dentro
de este mundo,
que
imaginan sombras que siguen deambulando
solas,
o
tal vez puede que todo esto sea sólo
un
momento imaginado e intenso,
en
cualquier caso, tener miedo no tiene sentido.
Nená de la Torriente