La
mente en blanco
como
la madera limpia.
Tuya
es la gubia, escribe en ella
las
palabras más bellas
que
te tenga de cantar.
No
tardaré mucho
en
llenar la luz de otra llena
de
música, con las palabras exactas
que
siempre quisiste escuchar.
Los
ojos cerrados,
el
mundo a oscuras.
Tuya
la lámpara del cielo, las
imágenes
más bellas
que
quieras retener en mis pupilas.
No
tardaré mucho
en
llenarme de todas ellas
enteramente
para ti,
lugares
que siempre quisiste mirar.
El
puño cerrado
como
carbón oscuro.
Tuyo
el poder y la fuerza
de
convertirlo en diamante.
No
tardaré mucho
en
desplegar mi palma en arco iris
para
que tú sonrías,
para
que sientas el tacto cálido
de
otra palma.
Nená de la Torriente