Cómo
iba a decirte
que
a veces la verdad es absurda,
que
un flechazo de ternura surge
arracimado
al afecto más sincero.
Incomprensible, sin ninguna lógica,
haciendo
que una parezca la persona más
extraña
de este mundo.
Cómo
iba a decirte
que
no quiero frenar esas certezas
porque
ocurren muy pocas veces
y
son buenas cosas, nunca inicuas,
no
arrebatan nada a nadie, sólo suman,
no
rivalizan, sólo añaden y no pretenden
nada
más que lo que hacen, regalar.
Cómo
iba a decirte
que
aceptarlos calladamente es ser noble
aunque
luego pienses lo que quieras,
y
a la larga, baste el tiempo que sea
aprenderás
de ellos a invertirlos en
otras
personas,
y
se crearán más flechazos de ternura
como
el que ayer y hoy
siguen
haciendo blanco en mí.
Nená de la Torriente