lunes, 10 de diciembre de 2012


Cómo iba a decirte 
que a veces la verdad es absurda, 
que un flechazo de ternura surge 
arracimado al afecto más sincero. 
Incomprensible,  sin ninguna  lógica, 
haciendo que una parezca la persona más 
extraña de este mundo. 


Cómo iba a decirte 
que no quiero frenar esas certezas 
porque ocurren muy pocas veces 
y son buenas cosas,  nunca inicuas, 
no arrebatan nada a nadie,  sólo suman, 
no rivalizan,  sólo añaden y no pretenden 
nada más que lo que hacen,  regalar. 
Cómo iba a decirte 
que aceptarlos calladamente es ser noble 
aunque luego pienses lo que quieras, 
y a la larga,  baste el tiempo que sea 
aprenderás de ellos a invertirlos en 
otras personas, 
y se crearán más flechazos de ternura 
como el que ayer y hoy 
siguen haciendo blanco en mí. 



Nená de la Torriente