El
milagro se cae al suelo
si
las manos no se juntan.
Es
difícil aceptar lo que es extraño
cuando
uno está acostumbrado
a no aceptar casi nada.
¿Quién
te da un beso en la mejilla
o
te regala un sol en invierno?
Ya
nadie cree más que en la cuenta
corriente
y en las caídas de bolsa,
en
las frases cortas
y
en los engaños.
Ya
no es que elijas qué ser, es que
imaginas
que eso no se puede,
como
no se puede recibir regalos
porque
van cargados de algún tipo
de
dinamita
que
te estallará al rasgar el papel.
Es un tremendo error.
Dejas
pasar oportunidades
de
compartir un poco de amor, en esta vida
tan abaratada de afectos.
Nená de la Torriente