sábado, 29 de diciembre de 2012


Cuando aceptas que no van 
a entenderte,  es mucho más  fácil. 
No es porque seas especial ni 
nada de eso, 
es por cómo te expresas. 




Cómo bailas sobre el prado 
inclinando los pies, 
cómo te pones la chaqueta al revés 
y te ves hermosa y más abrigada, 
o por cómo detestas el cepillo 
por considerarlo un objeto de tortura 
de lo más sofisticado. 

Cuando aceptas que vas a tener que hacer 
un esfuerzo para entender a los demás, 
es mucho más fácil. 
No porque sean especiales ni 
nada de eso, 
es por cómo se expresan. 
Cómo bailan sobre el suelo escorado 
sin inclinar los pies,  algunos, 
cómo se ponen la chaqueta con un enorme 
pico abierto dejando desprotegido el pecho, 
y se cepillan una y otra vez el pelo 
con cara de auténtico gozo. 


Nená de la Torriente