¿Hasta
dónde son las cosas como son,
o
como las vemos?
¿Quién
nos puede garantizar qué?
¿Por
qué aferrarse entonces al fuego
si
quema, o a una sola idea si es el hombre
quien
las concibe?
¿Acaso
se urdieron solas?
¿Dime
quién me asegura qué?
Yo
creo en ti,
en
la manera cómo me miras.
Creo
en la forma de ruborizarte
cuando
te miro,
creo
en tu tacto delgado sobre el mío,
y conozco tu miedo.
Nená de la Torriente