viernes, 28 de diciembre de 2012




Permanezco en un limbo 
de papeles 
que ni tú ni nadie 
puede delinear. 
Si me preguntaras, 
-que no te mentiría nunca- 
a  penas podría dibujarte el horizonte 
que veo. 
No sé si estoy presa o soy libre 
en esta infinitud de paisajes 
de hojas,  de tinta,  de teclas, 
de pulsos que se intercambian 
sin conocer sus procedencias. 
Cuando cierro los ojos me invaden 
sombras,  como avispas negras, 
las mismas avispas doradas 
que vienen a buscar mis pupilas 
cuando los abro. 
Al incorporarme llegan las proporciones, 
las voces,  los olores,  las olas gigantes, 
los escalofríos,  las risas,  las lágrimas, 
como si mi yo entero 
fuera de carne viva,  sin piel 
que pudiera protegerme del sol 
y del resto de las emociones. 



Nená de la Torriente