lunes, 24 de diciembre de 2012


Cuántos se acuerdan de unos 
o de otros,  que están aquí, 
o que se fueron. 
Son días de felicidad y de añoranza, 
tonta combinación para seres humanos 
tontos,  quizá un atractivo más, 
nuestra imperfección. 
Pienso si Regina estará sonriendo, 
mi bonita Regina, y todos los cariños 
que han pasado por mi vida o yo por la suya. 
Si Yeyó y Yeyá se encontraron, 
si Renée está feliz, 
o Coco ve crecer a sus hijos 
grandes y sanos. 
Si todos aquellos que quise les sirvieron 
los amores  para medrar como yo lo hice, 
y no les dolieron las despedidas, 
inevitables despedidas que la vida compele. 
Ojala,  las edades condensaron magisterio, 
no disciplina,  ni adocenamiento, 
sino un eterno retorno a la voz primera, 
a la necesidad del grito,  de la cinta en blanco, 
de empezar cada día como la primera vez. 



Nená de la Torriente