Si
fuera tan fácil
ser
lo que uno quiere ser,
viviríamos
todos en mundos
ideales,
porque
no hay un mundo igual
que
reconozcamos todos.
Ni
cerrando los ojos
imagino
qué o cómo querría ser.
Se
agolpan viejos clichés,
y
casi prefiero verme como hierba
o
viento, o lluvia, o tormenta
de
verano.
Ahora
en este paisaje, en el punto
lejano
de aquella perspectiva
que
dibujaba de niña,
miro
hacia atrás,
y
todo lo veo demasiado grande.
Es
curioso cómo las visiones cambian.
De
niña lo veía fácil,
todo
era alcanzable, llegaría en nada,
el
punto estaba allí esperándome
sólo
a mí,
la
mujer mira a la niña en un espacio
abierto,
enorme, al amparo de nadie.
Nená
de la Torriente