jueves, 13 de diciembre de 2012




Ya no quedan sueños en las perchas 
de mi armario, 
he buscado en los cajones, 
y más arriba, 
en las cajas donde guardo 
qué se yo,  cosas que marqué 
como recuerdos. 
No cuelgan ilusiones,  ni collares 
largos de cuentas de colores, 
de aquellos que me gustaba anudar 
con siete nudos, 
porque con menos traía mala suerte. 
Tampoco huele a las esencias de mi padre, 
que te hacían marearte por momentos. 

-¿Papá por qué experimentas conmigo? 

Nunca he tenido mucha suerte 
hasta que decidí por lógico auto mandato 
negar su existencia, 
al menos tenía mis sueños colgado de aquellas 
perchas,  tantos empeños, 
que no había maletas suficientes 
para embarcarlos a todos. 



Nená de la Torriente